Este negocio comenzó como un sueño, como un algo que me llena, que me permite realizar lo que más me gusta hacer : pintar, usar color , ensuciarme las manos de acrílico, salpicarme la ropa de barniz y ver mi trabajo final en algún lugar muy lejos de aquí.
Llegó el momento en que era necesario crecer y compartir esto que tantas satisfacciones me ha dado, por eso, el día de ayer llegó a Prindorns un alma con la que comparto algo más que la mesa de trabajo, los pinceles y mis pinturas. Extrañamente compartimos mucho de nuestra historia y desde la primera entrevista hicimos click.
A partir de hoy las macetas están impregnadas de conversaciones, secretos, sueños, corazón y tiempo de manos de Praskovia.
Bienvenida a Prindorns, a esta casa, a este sueño, a esta historia.